jueves, 15 de enero de 2015


LETRAS, DESPUÉS PALABRAS
 


Una simple hoja de papel blanca, manchada poco a poco por la tinta que desciende de una pluma que plasma letras y forma palabras, que inquieta al escribir frases punzantes escritas con lamento, con clamor, con amor y con pasión, con razón y con delirio, con manía y con paciencia. Que actúa como medicina para algunos, como veneno para otros, que desespera letra a letra al lector, que satura de insomnio la tranquilidad alrededor, que actúa sobre la inmutable paz, que aliena al más loco de los cuerdos, que entre cicatrices y arrugas es irónico que se escriba con una pluma, que con la tinta negra no puede ser otra cosa más que la mismísima locura, que atormenta incluso al más dichoso, que perturba toda calma y quietud, que trastorna al cuerpo con pudor, que agita igual que el viento el alma, el corazón y las entrañas. Que llena de toda comprensión cualquier desacuerdo, cualquier desavenencia y cualquier obstinación. Que sin lugar a dudas ponen el mundo al revés de aquel que es un demonio y un ángel a la vez.

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