lunes, 18 de agosto de 2014

HOY HE VUELTO A EXTRAÑARTE-PARTE III (FINAL)




4 de Octubre del 98

Estoy aquí, sentado en la terraza del edificio donde vivo esperando a que las palabras logren fluir como de costumbre, pero no sucede, es raro pensar que cosas como estas en realidad estén pasando, es complicado entender cada situación, pero más aún es entender el hecho de que me pasen a mí, es incómodo mirar a los demás y sonreír sin tener ganas de hacerlo, pero peor aún es seguir con mi “vida” sin que esos acontecimientos logren derrotarme por completo. A veces me gustaría que estos lograsen derrumbarme y ahogarme, así todo acabaría. Al fin y al cabo si la vida es lo opuesto a la muerte, teniendo en cuenta mi vida la muerte no estaría nada mal, ¿no lo crees?

He intentado olvidar cada mala situación. He llegado al punto dónde no recuerdo la mitad de los hechos, ese es mi límite; cuando estoy a punto de “empezar de nuevo” algo sucede y las memorias olvidadas o más bien escondidas tras otras algo mejores vuelven de una en una haciendo de mi mente un nudo imposible de desatar. A veces esos acontecimientos terminan por no incomodarme, al menos tienen el poder de no hacer mi vida dolorosamente aburrida, son como si fueran armas contra el tedio utilizadas prudentemente. Me atrevería a decir que tienen la misma función que decías tener tú: hacerme sentir bien. Te he vuelto a extrañar a ti y a la dopamina que al parecer inyectabas mentalmente haciéndome una persona nuevamente proactiva.

20 de Octubre del 98

Admito que pierdo la cabeza por instantes, cuando eso pasa es como si me encontrara en un lugar bastante agradable, en donde incluso las emociones tienen un eco en tan amplio espacio. Es ahí donde recuerdo que he perdido el contacto contigo, pero no fue porque no te conocía lo suficiente, simplemente porque te conocía demasiado. ¿Eso quiere decir que estoy loco? o quizás ¿La loca eres tú? me gusta pensar que estás tan loca como lo estoy yo. Recuerdo que siempre me decías que la locura lleva inteligencia, pero nunca entendí el por qué pensabas así hasta que un día recitaste la frase de un tal Heinrich Heine que decía:

“La verdadera locura quizás no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de las vergüenzas del mundo tomo la inteligente resolución de volverse loca.”

Fue ahí donde todo tomó sentido y forma. Hoy especialmente luego de recordar esa frase logré comprender o al menos eso quiero creer el porqué de tus últimas acciones a mi lado, la indiferencia, apatía, desafecto, insensibilidad e incluso frialdad. Esas acciones que llevaron inteligencia buscando un método para deshacerte de mí y conmigo mi ansiedad por ti, esa ansiedad que incluso todavía me hace querer extrañarte.

28 de noviembre del 98

Ahora que tengo bastante tiempo para pensar por fin puedo decirte que te has equivocado. Te has equivocado al pensar que soy inteligente, pues soy mucho menos de lo que pretendo ser y tu más que nadie sabes lo pretencioso que puedo llegar a ser, seguidamente me traiciono una y otra vez intentando crear un supuesto personaje de ficción que desacredita cualquier capacidad liberadora que me asecha, en realidad solo busco cumplidos que tapen lo trajinante que soy. Te has equivocado al pensar que busco inspiración en las tantas bragas que puse y muchas más puertas que cerré voluntariamente entre la melancólica libertad que ocasionaste. El círculo eterno se manifiesta una vez más mostrando que te he vuelto a extrañar una y otra vez, la última con igual intensidad que la primera.

24 de Diciembre del 98

He dado por hecho de que escribirte cientos de palabras no harán que regreses, aunque aún guardo la perdida esperanza de verte por entre el portillo venir a lo lejos cruzando el sendero que conduce al jardín secreto con tu caminar al son de un blues tipo película romántica inglesa. Tengo el piso de mi cuarto lleno de cenizas de cigarro esperando que mi mente sepa olvidarte entre el balbuceo de mi boca al intentar callar mis pensamientos mundanos, estoy embriagado de la idea de que algún día salga a la calle, te encuentre feliz y poderte retener en forma de relicario en mi mente y corazón. Me pondré una chaqueta y el gorro beige que me regalaste la navidad pasada para no congelarme con la fuerte ventisca que cae fuera, iré al buzón y enviaré este escrito que se ha convertido en mi diario y por fin con la valentía que no tuve cuando te fuiste te diré adiós con las palabras que recitó mi alma con cada palabra que mi lápiz plasmó en el papel. Hoy he vuelto a extrañarte.