HOY HE VUELTO A EXTRAÑARTE-PARTE III (FINAL)
4 de Octubre del 98
Estoy aquí, sentado en la terraza del
edificio donde vivo esperando a que las palabras logren fluir como de
costumbre, pero no sucede, es raro pensar que cosas como estas en realidad
estén pasando, es complicado entender cada situación, pero más aún es entender
el hecho de que me pasen a mí, es incómodo mirar a los demás y sonreír sin
tener ganas de hacerlo, pero peor aún es seguir con mi “vida” sin que esos
acontecimientos logren derrotarme por completo. A veces me gustaría que estos
lograsen derrumbarme y ahogarme, así todo acabaría. Al fin y al cabo si la vida
es lo opuesto a la muerte, teniendo en cuenta mi vida la muerte no estaría nada
mal, ¿no lo crees?
He intentado olvidar cada mala situación. He
llegado al punto dónde no recuerdo la mitad de los hechos, ese es mi límite;
cuando estoy a punto de “empezar de nuevo” algo sucede y las memorias olvidadas
o más bien escondidas tras otras algo mejores vuelven de una en una haciendo de
mi mente un nudo imposible de desatar. A veces esos acontecimientos terminan
por no incomodarme, al menos tienen el poder de no hacer mi vida dolorosamente
aburrida, son como si fueran armas contra el tedio utilizadas prudentemente. Me
atrevería a decir que tienen la misma función que decías tener tú: hacerme
sentir bien. Te he vuelto a extrañar a ti y a la dopamina que al parecer
inyectabas mentalmente haciéndome una persona nuevamente proactiva.
20 de Octubre del 98
Admito que pierdo la cabeza por instantes,
cuando eso pasa es como si me encontrara en un lugar bastante agradable, en
donde incluso las emociones tienen un eco en tan amplio espacio. Es ahí donde
recuerdo que he perdido el contacto contigo, pero no fue porque no te conocía
lo suficiente, simplemente porque te conocía demasiado. ¿Eso quiere decir que
estoy loco? o quizás ¿La loca eres tú? me gusta pensar que estás tan loca como
lo estoy yo. Recuerdo que siempre me decías que la locura lleva inteligencia,
pero nunca entendí el por qué pensabas así hasta que un día recitaste la frase
de un tal Heinrich Heine que decía:
“La verdadera locura quizás no sea otra cosa
que la sabiduría misma que, cansada de las vergüenzas del mundo tomo la
inteligente resolución de volverse loca.”
Fue ahí donde todo tomó sentido y forma. Hoy
especialmente luego de recordar esa frase logré comprender o al menos eso
quiero creer el porqué de tus últimas acciones a mi lado, la indiferencia,
apatía, desafecto, insensibilidad e incluso frialdad. Esas acciones que
llevaron inteligencia buscando un método para deshacerte de mí y conmigo mi
ansiedad por ti, esa ansiedad que incluso todavía me hace querer extrañarte.
28 de noviembre del 98
Ahora que tengo bastante tiempo para pensar
por fin puedo decirte que te has equivocado. Te has equivocado al pensar que
soy inteligente, pues soy mucho menos de lo que pretendo ser y tu más que nadie
sabes lo pretencioso que puedo llegar a ser, seguidamente me traiciono una y
otra vez intentando crear un supuesto personaje de ficción que desacredita
cualquier capacidad liberadora que me asecha, en realidad solo busco cumplidos
que tapen lo trajinante que soy. Te has equivocado al pensar que busco inspiración
en las tantas bragas que puse y muchas más puertas que cerré voluntariamente
entre la melancólica libertad que ocasionaste. El círculo eterno se manifiesta
una vez más mostrando que te he vuelto a extrañar una y otra vez, la última con
igual intensidad que la primera.
24 de Diciembre del 98
He dado por hecho de que escribirte cientos
de palabras no harán que regreses, aunque aún guardo la perdida esperanza de
verte por entre el portillo venir a lo lejos cruzando el sendero que conduce al
jardín secreto con tu caminar al son de un blues tipo película romántica
inglesa. Tengo el piso de mi cuarto lleno de cenizas de cigarro esperando que
mi mente sepa olvidarte entre el balbuceo de mi boca al intentar callar mis
pensamientos mundanos, estoy embriagado de la idea de que algún día salga a la
calle, te encuentre feliz y poderte retener en forma de relicario en mi mente y
corazón. Me pondré una chaqueta y el gorro beige que me regalaste la navidad
pasada para no congelarme con la fuerte ventisca que cae fuera, iré al buzón y
enviaré este escrito que se ha convertido en mi diario y por fin con la
valentía que no tuve cuando te fuiste te diré adiós con las palabras que recitó
mi alma con cada palabra que mi lápiz plasmó en el papel. Hoy he vuelto a
extrañarte.