sábado, 14 de febrero de 2015

COMO UNA DIOSA 



Los rizos castaño que ondean bajo tus hombros y los ojos esmeraldas que se esconden bajo tus pestañas, deben ser la mismísima majestuosidad de la belleza. A veces pienso que mi normalidad opaca tus tonos intensos, que mi poca presencia en ti no hace la más mínima diferencia, que exalto con tus besos y que tu dulzura no va con mi sentimiento soñoliento. A veces siento que tu palpitar exagera lo que siento, que tu caminar abandona mi lado grotesco, que tu sencillez destruye mis arcos modernos  y que el hacerme hombre fue por tu innato placer. A veces es imposible no notar la presencia que inmuta mis alientos ni la inmensa atadura urgida a mis ligaduras, es imposible no notar mi privar inconsciente al verte ni mucho menos dudar por un segundo que eres afrodita mucho más que la simple dulzura.