COMO UNA DIOSA
Los rizos castaño que ondean bajo tus hombros y los ojos esmeraldas que se
esconden bajo tus pestañas, deben ser la mismísima majestuosidad de la belleza. A
veces pienso que mi normalidad opaca tus tonos intensos, que mi poca presencia
en ti no hace la más mínima diferencia, que exalto con tus besos y que tu
dulzura no va con mi sentimiento soñoliento. A veces siento que tu palpitar
exagera lo que siento, que tu caminar abandona mi lado grotesco, que tu sencillez
destruye mis arcos modernos y que el
hacerme hombre fue por tu innato placer. A veces es imposible no notar la
presencia que inmuta mis alientos ni la inmensa atadura urgida a mis ligaduras,
es imposible no notar mi privar inconsciente al verte ni mucho menos dudar por
un segundo que eres afrodita mucho más que la simple dulzura.