domingo, 20 de julio de 2014

HOY HE VUELTO A EXTRAÑARTE.


Creo que siempre he sido una persona con buenas pretensiones falto de ejecución. Por eso espero que entiendas este, mi primer intento de escribir.

7 de mayo del 98

En el momento en que te fuiste llevaste contigo mi gusto de observar por el portillo, pero decir que te fuiste es fingir, porque yo me fui primero, me fui porque tú ya te estabas yendo. Al final solo quedaron los ladrillos de la “calma” siendo destruidos por la remodelación del departamento de encima.
15 de mayo del 98

He vuelto a escribir minuciosas palabras que difícilmente puedo encajar en este pequeño escrito, o para dejártelo más claro he vuelto a extrañarte. Me he descubierto corriendo las cortinas buscándote con sigilo por la estela de luz que pasa por el portillo, con ansias de desechar la sonrisa pícara que formaban las comisuras de tus labios cuando me veías observándote sin despabilar. He notado que cuando salgo para no sentirme tan deprimido camino por el mismo sendero de piedras que al cruzar por los arbustos de flores amarillas conducen a nuestro lugar secreto (ni tan secreto, solo el jardín de un hombre pudiente) pero que por más que quiera me niego a cruzar. He recordado la pregunta que siempre susurrabas a mí oído “¿estás listo para hablar de la vida?”, pregunta que siempre esquivaba, nadie está listo para hablar de la vida o al menos yo no lo estoy; cuando intento hacerlo la vida me calla porque me siento tonto, agobiado  por el deseo constante de querer decir lo que pienso y no poder hacerlo, hay tantas influencias que limitan  la libertad de hablar acerca de la vida, que cuando lo logro pierdo la noción del  tiempo pues no entiendo nada.

20 de mayo del 98

Creo que me estoy perdiendo a mí mismo. Cuando los cigarrillos y la marihuana se hicieron ceniza, cuando los náuseas y estremecimientos desaparecieron, cuando las pesadillas regresaron a mi subconsciente y se esfumó el vértigo, desperté al filo de la madrugada y lloré porque había perdido la única persona que me decía buenos días. Hasta el momento había estado bastante tranquilo con la idea de escribirte pero creo que la “mierda” que fumé hizo triplicar el vacío que siento. Me temo que tengo que aceptar que hoy te he vuelto a extrañar.

2 de Junio del 98

Doce días han pasado desde la última vez que escribí. Sé que sabes las muchas veces que te fui infiel, sé cómo las pasaste por alto, sé que al fin y al cabo no te importaba siempre y cuando te prestara la suficiente atención. Tu que me decías las porquerías más hermosas cuando nos amábamos en los salones de clase, baños públicos, parques, cine, estacionamientos y hasta a veces en mi cama; ¿por qué comenzaste a actuar como si fueras alérgica al sexo?  (No hago otra cosa más que extrañarte).

(Continúa)  



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